miércoles, diciembre 07, 2011

(S/n)

No sé qué hacen mis dedos
escuchando la vejez
de un duende que no ha muerto
de un cielo seducido
No sé qué hace el aire
cuando entra y sale de la estatua
sin saber que no es lucero
No sé qué hacen los días
convirtiéndose en días
    ni las noches tornándose
en noches

Son los campos de Dalí quizás
los más propicios para dar
latidos a ese sol
que sigiloso esconde sus cabellos
en el verano de su pecho

No sé qué hace la farsa
con vestido de amapolas
insistiendo en que la sombra no es de ella
sino el fiel reflejo de los ángeles en vuelo

No sé bien que hace el tiempo
   obstinado y retorciendo siempre
sus alambres a estribor
ignorando la existencia del pasado

No sé bien que hacen mis dedos
tras un siglo en el exilio
   
   cierto es sólo
que la mar los ha incitado.

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